En cristiano: un programa informático rastrea la web mundial, detecta que los internautas están buscando información sobre cáncer de pecho, secuestros en Mauritania o sexo en Bali, e inmediatamente, un montón de periodistas free lance que trabajan para AOL reciben un mail que dice: Esta semana debes escribir sobre cáncer de pecho, secuestros en Mauritania y sexo en Bali.
Es decir, la máquina será el redactor-jefe. O sea, el algoritmo. ¿Qué es un algoritmo? Una fórmula matemática que repite un método como cuando uno tiene que programar un despertador. En algoritmos están basados los programas de los ordenadores. Se ponen en marcha cuando los encienden.
Y ahora, un poco de análisis. Más o menos eso sucedía ahora con humanos: un redactor-jefe hablaba con los periodistas y les decía: he visto en la prensa que hay mucha preocupación por el cáncer de pecho, ¿puedes escribir una pieza? Y el periodista se ponía a escribir. A veces, la propuesta venía del periodista, que se pasaba la mañana rastreando la web y de repente encontraba "la historia del día".
Ahora será el algoritmo quien dicte esas instrucciones.
No sé si será mejor o peor. No sé si es más humano o inhumano. Pero parece un método rápido y universal de detectar intereses (lo que más pinchan los lectores) y para estar preparado para colmarles de satisfacción.
Una vez recibidos los reportajes, un equipo de editores se encargará de dar brillo a esos textos, y colgarlos de la web de AOL.
El invento no se queda ahí pues el mismo algoritmo detectará anunciantes interesados en poner fármacos contra cáncer de pecho, viajes seguros o preservativos, de modo que junto con la info, aparecerán los anunciantes relacionados.
¿Terrible o terríficamente ingenioso? Estoy tan aturdido que me sentaré a pensar.